Con: James Franco, Mila Kunis, Rachel Weisz, Michelle Williams, Zach Braff, Bill Cobbs, Tony Cox y gran elenco.
Dirección: Sam Raimi
Está bien, pasa que
aquellos que la han vapuleado no entendieron lo que pasó aquí, y yo se lo voy a explicar.
Problema 1:
La película
original, “The Wizard of OZ”, es de 1939, año en que los pedos se tiraban
con catapulta, por tal motivo, la historia es re vieja. La ilusión de los niños
de aquella época no tiene puta que ver con la de los niños de la actualidad y,
para que se ubique en la distancia inabarcable que separa aquella película con
esta, la niña que trabajó en Wizard of Oz es la madre de Lisa
Minelli, ¿se entiende? Oz es una historia del año del pedo
que no tiene nada que hacer en 2013 intentando pescar la atención de los niños.
Está bien hecha, muy respetuosa de su genética, pero sólo sirve para niños de
hasta 8, 9 años a lo sumo.
Problema 2:
La época en que las rubias eran buenas y las morochas eran malas,
también es del año en que el mar muerto estaba recién enfermándose. Tanto
Rachel Weizs como Mila Kunis están más buenas que locro tucumano, y
Michelle Williams no es ni remotamente la rubia más linda del mundo. Así que
tampoco funciona, porque uno se enamora instantáneamente de las dos morochas y
cuando aparece la rubia no le pasa nada, ni siquiera al final de la película,
donde sigue anhelando que Oz se case con alguna de las dos
morochas re ponibles. Hasta Kunis lookeada de bruja está más buena que
Williams, así que otro traspié fundamental e irremontable.
Problema 3:
De pretender que todos los niños de este mundo amaran y consumieran
merchandising de Oz deberían haber dado una vuelta de tuerca y, por favor, casi
lo pido de rodillas: NO PONER UN SOLO MOMENTO MUSICAL. Los musicales no sirven para nada, no atraen la atención de los niños y crispan las psiquis de los padres, el único musical que funcionó –solo
porque fue concebido irónicamente- fue Festín Celestial, de Ice Age. No sean tan obtusos de no
saberlo, esos enanitos bailando me dieron retorcijones.
Y eso es todo lo que tengo para decir de Oz, una película que sólo
funciona para los más chiquititos-chiquititos, que está bien hecha, que incluso
está bien actuada, pero que fue extrañamente apuntada a un segmento de la
sociedad tan pero tan estrecho que pareciera que no hubiese sido construida en Hollywood. Seguro
que al responsable ya lo empalaron en la plaza central de la querida ciudad
fílmica de EEUU.
Le pongo 5 Juanpablos, a donde apuntó, a ese segmento tan ínfimo y
necesitado de potente puntería, le dio en el centro.
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