Con: Jimmy Page, Martin Freeman, Richard Armitage, Ken Stott, Graham McTavish, William Kircher, James Nesbitt y gran elenco
Dirección: Peter Jackson
No, no hay caso. No
consigo quedar conquistado por estas boludísimas historias europeas del estilo de Harry
Potter, Lord Of The Rings, los hobbits y toda esta huevada inaplicable
a nuestra idiosincrasia nacional. No me causan nada,
no me dan temor, no consiguen alegrarme, regocijarme, divertirme, sorprenderme,
hacerme llorar ni un cazzo. Ni siquiera me enojan, que es lo que me ocurre cuando
algo no me gusta.
Esto ni siquiera consigue hacerme encolerizar. Me da exactamente lo mismo que al enano tarúpido que protagoniza la historia lo invada un ejército de enanos comandados por Jimmy Page, como que muera de noche mientras duerme y no pase más que eso o como que el anillo insufrible ese que viaja de película en película se le pierda bien adentro del culo. Y sobre todo lo que no me ocurre con estos sonsos cuentos europeos es que no puedo explicarme el tremebundo éxito que obtienen, pero bueno, “El sol sale para todos”, decía mi tío José y cuánta razón tenía.
Esto ni siquiera consigue hacerme encolerizar. Me da exactamente lo mismo que al enano tarúpido que protagoniza la historia lo invada un ejército de enanos comandados por Jimmy Page, como que muera de noche mientras duerme y no pase más que eso o como que el anillo insufrible ese que viaja de película en película se le pierda bien adentro del culo. Y sobre todo lo que no me ocurre con estos sonsos cuentos europeos es que no puedo explicarme el tremebundo éxito que obtienen, pero bueno, “El sol sale para todos”, decía mi tío José y cuánta razón tenía.
No le pongo ningún
Juanpablo, no voy a ser yo quien señale a The Hobbit como “bodrio monumental” habiendo
hordas de gente que no solo no estarán de acuerdo con mi cruel vaticinio sino
que encima intentarán lincharme en la plaza Pringles. O llenarme la casa de
enanos, o de señores de los anillos. Ambas cosas me dan escozor.
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