Con: William Baldwin, Estella Warren y Sarah Butler
Dirección: Adam
Neutzsky-Wulff
William Baldwin
jamás ha sido la gran cosa, en definitiva ¿de dónde lo tenemos? De haberse
cogido a Sharon Stone en Sliver con su cara de niño sexy, de Flatliners, donde
morían por un instante de manera demasiado noventosa junto con Bacon, Roberts y
Sutherland y pará de contar, realmente no ha pasado nada con el tercer hijo de Juan Carlos Baldwin. Y la vida en este tipo de casos termina de esta manera,
colaborando en films de recontra cuarta como este, donde tanto él como la ya
olvidada aunque hermosa Estela Warren no logran hacerse de buenos roles para sus
carreras pero deben continuar viviendo en este mundo y necesitando dinero para
pagar las cuentas.
Así que mejor no mire esta película, le va a
dar vergüenza ajena. Las escenas mal cortadas, los diálogos mal montados, la
trama por demás de obvia, la falta total de buena predisposición de Baldwin que
insiste con peinar su pelo para arriba como si tuviera veinte y viviera en 1982
cuando ya porta cincuenta, está viejo y estamos en otro milenio sumado a la
innecesaria obligación a Warren de someterse a esas escenas iniciales donde un
pervertido le mete mano en la cachucha mientras la cuelga del cogote y luego se
la pone dentro de un cajón de muerto para atraer así al público amante de este
tipo de escenas subidas de tono a la par de la triste colaboración de Sarah
Butler, que vino de I Spit on your Grave donde se la dieron por todos los agujeros
y luego ella se vengó con la misma moneda componiendo esa película tan escatológica
y perversa.
Así que usted disculpe, pero ni siquiera terminé de verla.
Así que usted disculpe, pero ni siquiera terminé de verla.
Le pongo 2 Juanpablos, ésta ha sido sin dudas
una semana sin mucho para contar.
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