Con: 50 Centavos, Roberto De Niro, Forest Withaker, Malcom Goodwin, Ryan
O’Nan, Anabelle Acosta y gran elenco
Dirección: Jessy Terrero
Resulta que 50 centavos, en esta nueva
intentona por actuar en una película, se pone en la piel de "Malo" (no de mal
actor, eso ya lo sabemos todos, incluso su tía. Malo es un sonso apodo que se le
pegó por el apellido que le tocó en suerte en este film que es “Maldonado”,
cuando debería haber sido Maldo, en todo caso, pero ya sabemos cómo son las
cosas con este muchacho), un muy buen policía que luego de haber pasado una
niñez de excesos, hurtos y drogadicción pudo ser rescatado junto con otros dos
malísimos actores incluso peores que él por una guapa veterana que los sacó de la
mala senda y los metió a estudiar para policía.
Y todos celebran la medalla que Malo recibe y
todos mal actúan la escena de manera cruel hasta que de pronto aparece en
escena, para nuestra sorpresa, Robert De Niro, quien es un experimentado policía
que le echó el ojo a Malo y lo quiere en su team.
Robert De Niro es una suerte de caza talentos policíacos, y regentea un bar de mala vida donde todos los policías que reclutó van a tomarse unos whiskys e intentan enchufarse a alguna prostituta del night club.
Robert De Niro es una suerte de caza talentos policíacos, y regentea un bar de mala vida donde todos los policías que reclutó van a tomarse unos whiskys e intentan enchufarse a alguna prostituta del night club.
También vale aclarar que Robert De Niro es un policía corrupto, y tan
apurado están quienes hicieron esta tontería por llegar al nudo de la historia
que el propio Robert De Niro le cuenta esto a su nueva adquisición. Le dice que
va a ganar mucha guita y que al principio deberá acompañar a su mano derecha,
que para seguir sorprendiéndonos de manera dantesca, ése rol es cubierto Forest
Whitaker.
Así que Malo comienza a trabajar con Whitaker,
quien habiendo compuesto papeles memorables en su carrera y siendo como es, un
tipo serio, colabora en este patético film sin ponerse siquiera un poquito
colorado.
Y los días pasan y Malo ya ve con
malos ojos todo lo que Whitaker hace siguiendo órdenes de De Niro como si no
hubiese alcanzado con saber de frente manteca dónde se metía construyendo así
la primera gruesa contradicción donde se hunde esta boluda historia de policías
corruptos que no solo no trae nada nuevo para contar sino que, por el contrario,
lo que intenta relatar es el cúmulo más trillado y patético de situaciones
policíacas gastadas al punto en que hasta un niño que jamás vio ninguna
película de policías se aburriría de ver siempre las mismas pelotudeces sobre policías corruptos.
Y bueno, la vida sigue y Malo sigue siendo cada
vez más malo actuando y las distintas vicisitudes que debe atravesar junto a Whitaker
lo van convenciendo de que lo mejor es denunciar a De Niro y a Whitaker en la
OEA, en la DEA, en el Easy o en Casa Tía, nunca queda claro dónde es que los denuncia y el
secretario de dicha ONG, compuesto por un gran mal actor que da gusto verlo mal
interpretar su rol, termina desarticulando la banda delictiva de De Niro y
Whitaker y ofreciéndole una medalla de honor a Malo, por haber sido malo y
luego bueno y haber aceptado entonces salir a las calles para combatir el delito
y arriesgar su vida por 2,50 habiendo tenido la posibilidad de ganar montañas
de plata como policía corrupto que vende merca.
Dicen por ahí que el rap en EEUU es como la
cumbia en nuestro país.
Si esto es así, entonces 50 Centavos, como se
hace llamar Curtis Jackson, sería una suerte de Mona Giménez nuestro, un tipo
que ha conseguido ganar mucho dinero con sus canciones populares. Pasa que solo
hasta ahí podríamos compararlos, porque imaginemos que Carlos La Mona Giménez
no conociera sus limitaciones y agarrara toda la plata que tiene, que debe ser
mucha, parecido a la que porta Curtis, y dijera: “No quiero solo cantar
cumbias, aparte quiero ser actor”, y se montara entonces en una endiablada
cruzada por filmar películas bancadas por él mismo que, para peor y para cebar
a nuestro simpático rapero, al vivir en EEUU consigue el público suficiente
para solventar sin mucho esfuerzo esta locura.
Entonces filma, y filma, y filma. Una pésima película detrás de la otra. Y no se queda solo en eso, no, comienza a apostar
alto y decide que el día de mañana quiere mostrar a sus nietos que compartió cartel
con Bruce Willis, con Robert De Niro, ¡con Forest Withaker!
Es como si la Mona Giménez, insisto, no
conociera sus limitaciones y se pusiese a filmar películas de tiros como las de
Baby Etchecopar. Y como tiene montañas de plata fuese a contratar para estos films a Luis Brandoni, China Zorrilla, Norma Aleandro, Héctor Alterio, Graciela Borges, qué sé yo… Ese tipo de
actores.
Suerte que en nuestro país los actores de
renombre no se venden por plata y cuidan sus carreras, que sino… ¡Sufriríamos
el mismo flagelo!
Eso sí, y dándole la derecha a Forest, para mí
que Withaker filmó mamado, ni siquiera soportó hacerlo fresco. Cobró, se clavó
dos botellas de ginebra y se puso a acatar las órdenes del patético director en claro estado estado etílico, se le nota por todos lados.
Y lo de De Niro es más de lo mismo, hace rato
que está pa' lo que guste mandar. El tipo te pasa el número de su caja de
ahorros y una vez vislumbrado el depósito por internet desde el living de su casa se toma un taxi y te aparece en el
set de filmación o te va a ayudar a hacer una torta o a pintar el quincho, todo
depende de la plata que uno esté dispuesto a gastar.
Le pongo 1 Juanpablo.
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