Con: Nicolas Cage, Danny Glover, Max Ryan, Michael McGrady, Peter
Stormare, Pasha D. Lychnikoff y gran elenco
Dirección: Paco Cabezas
Resulta que Nicolas Cage, a quien claramente no
le importa un bledo ni se le caen los anillos a la hora de acabar de filmar una
película bisagra que quedará por siempre en nuestras retinas como fue Joe para
de inmediato subirse al primer colectivo hacia su próxima entrada de dinero, sea
esta de la calidad que fuere (espectacular, muy buena, buena, regular, mala o
malísima como es éste puntual caso que estamos por describir), se mete en la
piel de Paul Maguire, ¿un ex combatiente?, ¿un ex ladrón de gallinas?, ¿un ex narco?, ¿un ex
temerario Joe?, nunca queda claro, quien abandonó su pasado oscuro y ahora es un respetado empresario que da
trabajo a miles de familias.
Paul tiene una hija adolescente y los
productores de esta súper huevada, envalentonados con el éxito de películas del
estilo “padre maduro pero aún en aparente forma rescata como sea a hija adolescente a
punto de ser violada por el Yeti”, espera ansioso en la puerta del
colegio que su retoña salga de clases.
Su hija, a quien jamás le saldrá bien el papel
que compone y nunca conseguirá hacernos creer que Cage es su verdadero padre
aunque tampoco es solo culpa de ella, Cage no tiene ni siquiera ganas de actuar
en esta basura en la que se enroló sin reparos, le dice que ya no necesita
pasarla a buscar, que ella es grande y que seguro alguien la acompañará en el
camino a casa. Pero Cage le recuerda los peligros que hay en este injusto mundo y le señala que siempre la irá a buscar al cole.
Luego, una práctica escena en donde Cage y su
mujer –quien no es la madre de la jovencita y se lo dice en tres líneas y como
a mí me gusta mientras se pone los aretes- se preparan para asistir a un ágape
con el gobernador y dejarán a la adolescente sola con unos amigos (Oh, no,
Nicolas, te arrepentirás), no sin antes advertirle sobre los peligros de este injusto mundo, de tomar
alcohol y consumir drogas.
Más tarde, el horror. Cage departe inquietudes
con unos extras muy malos actores que hacen de políticos cuando irrumpe en el restorán Danny
Glover, otro que está de vuelta y pa' lo que guste mandar, enfundado en su rol
de jefe de policía a pedirle que lo acompañe ya que hubo un extraño incidente
en su casa y secuestraron a su bella y adolescente muchachita.
Cage no puede creerlo, culpa a los dos
jovencitos que con ella pasaban la velada y se reúne con sus dos mejores amigos
de aquella juventud donde despuntaba el vicio de ¿combatiente? ¿marine? ¿narco?
¿ladrón de gallinas?, y le pide que lo acompañen en esta cruzada no solo por encontrar
con vida a su bella e insulsa hija sino también para capturar a quienes la
secuestraron y cortarlos en pedacitos.
Y así comienza entonces esta innecesaria
tontería en donde Cage intentará rescatar sin éxito a su hija, a quien en dos
capítulos más encontraremos muerta de un tiro que luego balística develará que fue
disparado desde una "Tokarev", un arma rusa que, según el amigo de Cage y nunca
queda claro con qué fin aclara este estúpido detalle “se lleva en la cintura”,
por lo que el mítico y errático primo de Francis Ford Coppola decide ajusticiar
a unos rusos a los que hace 20 años les había robado una droga o unos dólares y
todos terminan a las piñas y a los tiros.
Es increíble el talento de Nicolas Cage para
desconcertarnos como lo hace.
Le pongo 1 Juanpablo. No vaya a perder el
tiempo.
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