An American
Werewolf in London (1981)
Con: David Naughton, Griffin Dunne, David Schofield, Brian Glover, Lila Kaye, Rik Mayall, Sean Baker, Paddy Ryan, Jenny Agutter, John Woodvine, Frank Oz y gran elenco
Dirección: John Landis
Habiendo alquilado esta semana una película de
estreno donde reconocí entre los actores de reparto al viejo y querido Griffin Dunne y, por
supuesto, pegándome una cachetada en la frente por la insolencia de aun no
haber publicado como recomendación vetusta “An American Werewolf in London”
de John Landis, aquí va entonces esta Recomendación Vetusta N°86, “An
American Werewolf in London”, de John Landis.
Costructora, promotora y precursora de una nueva manera de hacer terror y humor a la vez de la mano de unos inspirados John Landis y Rick Baker -que maquillaba tan bien a los muertos
vivos que el propio Michael Jackson en su momento más explosivo y adinerado los contratara para el videoclip “Thriller”-,
“An
American Werewolf in London” nos mostraba en aquel entonces una nueva vuelta de tuerca para una historia que ya no tenía forma de ser dibujada sin caer en
arcaicas copias viles y que lograra posicionarse para siempre entre las más recordadas del
género.
Y ahí es donde “An American Werewolf in London” se separa del resto, donde
muestra su personalidad y orina en su perímetro, demarcando con celo de lobo en celo su territorio.
La película comienza con imágenes de páramos
ingleses inundados de bruma y desolación, todo bien regado y condimentado con
una fuerte versión de “Blue Moon” que ni al propio Quentin Tarantino se le
hubiera ocurrido poner en el inicio del film. Y de inmediato aparece un camioncito, viniendo
de lejos y trayendo en la parte de atrás junto con una docena de ovejas (nunca
mejor carga: ¡ovejas!) a los protagonistas de esta fumada película de hombres
lobo, Naughton y Dunne, que componen la mejor dupla de aquella época sin temor
a equivocarme, una pena por los dos, que
no han logrado hacer nada más que esto.
Y el resto, para los que la vieron y amaron,
es vasto conocido. La escena del bar con los parroquianos cerrados y
encriptados está hermosamente exagerada, el momento del encuentro con el hombre
lobo es bien creepy, las enfermeras son bien rockeras, el médico pregona
tranquilidad, salud y confianza, y la escena dentro del cine porno y los accidentes en Picadilly Circus son muy divertidos. Y todo está bien anudado sin temor a soltarse… Es una
película genial, muy dinámica para la época, muy ágil.
Las visitas de Jack luego del episodio con el hombre-lobo merecen un párrafo aparte, por la despreocupada actuación de Dunne, que le aparece lo más campante a su amigo como si no estuviera todo destrozado por los arañazos -y por la
caracterización, que consiguió con creces ponernos repulsivos cada vez que la
vimos, con los colgajos sanguinolentos de su cuello reventado- que cuando habla se le mueven los pedacitos colgantes como si fuera gelatina, no
ha sido superado aun hoy en 2013. Gran papel de Dunne, sublime caracterización
de Baker.
Y no tengo mucho más para decir de esta
simpática obra maestra que reúne comicidad con terror, romance y efectos
especiales hechos en la época en que no se hacían con computadora, con muy
buena música y protagonizada por un fresco trío irreemplazable como fueron
Naughton, Dunne y la hermosísima Agutter, que quedará por siempre en nuestra
memoria como una muy potable enfermera re cool y re ponible.
Así que le pongo docenas de Juanpablos a “An
American Werewolf in London”, película que no me canso de mirar y que
merece sin dudas unirse a las filas de las recomendaciones vetustas de los viernes.