The Green
Mile (1999)
Con: Tom Hanks, David Morse, Michael Clarke Duncan, Bonnie Hunt, James Cromwell, Michael Jeter, Graham Greene, Doug Hutchison, Sam Rockwell, Barry Pepper, Jeffrey DeMunn, Patricia Clarkson, Harry Dean Stanton, Dabbs Greer y Eve Brent
Dirección: Frank Darabont
Envalentonado y
contento por volver a ver a Tom Hanks en un papel hecho a su medida me puse a
buscar en el arcón de las recomendaciones vetustas y encontré ésta, que no es
“la película de Tom Hanks” ni mucho menos, a decir verdad Hanks no hace el gran
papel. Pero el resto sí. Y mucho.
Tipo raro resultó
Stephen King, el chabón te relata con gran sadismo los cuentos más macabros y
enroscados a la vez que construye historias re pedorras que no sirven ni para
cuento de terror de mala calidad mientras dos por tres edifica historias
zarpadísimas como The Shawshank Redemption (el
cuadro de Rita Hayworth), Stand By Me o The Green Mile, película
que vi poco tiempo después de leer el libro y no conseguí encontrar las lógicas
y comunes diferencias abismales entre mi imaginación como lector de la historia
y mi visión como espectador de la película, generando entonces sólo dos
opciones: O Frank Darabont tiene coincidentemente mi misma imaginación, o el tipo
es un monstruo sin igual. Y creo que debe ser esto último.
Todo funciona a la
perfección en esta genial película de Darabont-King. La ambientación, los
dialectos sureños, la relación de amistad-respeto entre Hanks-director del
pabellón y Morse y compañía-súbditos y compinches de trabajo está muy bien
aceitada y nos dibuja con gran acercamiento cómo se trataba la gente en la
década del ’30. Y con las actuaciones, lo mismo. Morse está genial -para mí, su
mejor papel-, sin dudarlo. El rol depresivo pero soportado de Cromwell ante la
enfermedad de su mujer también está muy bien conseguido, el tipo está destrozado, pero debe seguir trabajando. O el "Billy the Kid" de
Rockwell, que le da el toque mínimo e indispensable de comicidad a la historia,
más la irreemplazable e insuperable actuación de Hutchison como el carcelario
más sádico, ventajero, envidioso y sorete que haya visto este mundo componen un
microclima en ese oscuro y opresivo Bloque E que hace que uno se sienta dentro
de una celda, esperando su turno.
Y después, párrafo
aparte, debo hablar de Michael Clarke Duncan, actor que nos dejó el año pasado víctima
de un repentino infarto y que construyó mejor que nadie a un John Coffey que ni
el propio Stephen King podría haber dibujado mejor, con su implacable tamaño,
su despiadada impronta de negro imbatible y su temperamento de niñito inocente
tan ridículamente contrastante con su altura, volumen y peso. Clarke Duncan será
recordado por siempre por este rol como Brando será recordado por Vito
Corleone, o como Nicholson lo será por Jack Torrance, o Linda Blair por Regan MacNeil.
Son esos papeles que quedan para siempre en nuestros corazones y que si los hubiese hecho otro actor, de seguro no hubiesen funcionado.
El punto flojo: el
almuerzo dominguero entre Hanks y sus súbditos, donde en dos cachetazos deciden
sacar a Coffey del calabozo y llevarlo a la casa de Hal para que cure a su
mujer enferma. Esa escena es lamentablemente patética, está forzada y queda
como una bisagra oxidada y a punto de cortarse en una película que no tiene
desperdicio y que viaja por las tres horas que dura con gracia de gacela, así
que una lástima por este mínimo momento que debería haber sido resuelto de
mejor manera.
Entonces, si no vio The
Green Mile, no debe esperar mucho tiempo más para verla. Es un error
que cometió de esos que a veces pasan, así que deje de perder el tiempo leyendo
estas últimas palabras, levántese de la silla y vaya a buscarse una copia al
videoclub, que este finde está ideal para verla.
The Green Mile es una de las grandes películas que ha dado el milenio pasado.
Le pongo millas y
millas de Juanpablos y me voy a verla, la tengo en la repisa así que ni siquiera
tengo que salir de casa.
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