Con: Bruce Willis, Jai Courtney, Sebastian Koch, Mary Elizabeth Winstead, Yuliya Snigir, Rasha Bukvic, Cole Hauser y Amaury Nolasco
Dirección: John Moore
Llega un momento en la vida en que uno ve a John
McClane todo viejo, acabado y con la piel colgando de la cara pero con su eje
de honor norteamericano más apuntado que nunca y no puede más que aburrirse
hasta el opio más implacable viéndolo hacer montones de piruetas y cabriolas inadmisibles
para su edad a bordo primero de un Unimog y luego de un jeep Mercedes (cuánta que
puso la empresa alemana para esta movie…) saltando, conduciendo y maniobrando
sobre los techos de miles y miles de autos rusos en una interestatal rusa
atiborrada de capitalista tránsito ruso para conseguir, como no podría haber sido de otra
manera, acabar con el tanque de guerra imbatible que intenta con gran presión
matar a su propio hijo, quien va más adelante en el camino escapando con un preso político que iba a ser
aniquilado antes de que compareciera en un juicio mientras todo esto que le digo
lo hace hablando con su otra hija por teléfono, mintiéndole que sí, que ya
encontró a su hermano y que están tomando un café y que al otro día volverán a
su EEUU natal para poder continuar con sus vidas norteamericanas y heroicas.
Una lástima, porque no hay caso. No entienden
que este tipo de películas se agotan en la tercer secuela, que todo lo que sigue
después lo único que consigue es denostar la historia madre, ridiculizar a su
protagonista y aburrirnos y hacernos perder noción de lo buena que estuvo Die
Hard cuando salió a principios de los noventa..
Pero no se preocupe, quédese tranquilo que estuve averiguando y el
año que viene sale “Die Harder”, en donde seguro Willis deberá escapar del
geriátrico donde sus hijos lo tienen dopado con pastillas para resolver con éxito alguna toma
de rehenes. Quizás, me atrevo a pronosticar la trama: el presidente de los Estados Unidos
ha sido secuestrado y todos los temerarios Joe que componen el stock yankie de
implacables soldados súper preparados y modernos no son lo suficientemente mandados y
heroicos para resolver el intríngulis, por lo que el viejo McClane deberá unírseles y entonces así mostrarles
cómo se acaba con los malos: en camiseta, pantuflas y acompañado por su temible
partenaire de esta última secuela: un tutor de caño con ruedas que lo seguirá dónde sea que vaya, sosteniéndole con estoicismo en lo alto una bolsa de suero
que alimenta sus demacradas venas de viejo jubilado mientras acaba con los malhechores
y da cátedra ante sus purretes GI Joe´s, que lo mirarán embelesados, aprobando sus movimientos con las cabezas.
Así que ya lo sabe, si anda con ganas de hacer
mucho la vista gorda y dejar pasar todo esto que le digo, alquílela. Se va a divertir bastante poco.
Le pongo 3 Juanpablos.
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