Cornered! (2009)

Con: James Duval, Peter Story, Elizabeth Nicole, Eduardo Antonio Garcia, Ellia English, unos extras súper toscos y con la participación especial del sorprendente Steve Guttenberg

Dirección: Daniel Maze

Resulta que en un set de filmación horroroso dónde uno se da cuenta por todos lados en el preciso momento en que comienza la película que disfrutará de un bodrio sin igual, un grupete de malísimos actores dirigidos por la rígida y necia mano de Daniel Maze comienzan a pintarnos con gran desprolijidad esta tontísima historia de terror tan obvia, torpe y pelotuda, que realmente no se puede creer.

Así entonces que el dueño de la licorería/minimarket donde comienza esta bazofia, niega con la cabeza mientras lee las noticias del diario rodeado de inútiles clientes y un proveedor que comparten torpemente su impotencia y debaten sobre una noticia del diario que relata la dificultad de la policía para encontrar al temible asesino serial que está matando a gente en licorerías/minimarkets entonces, acodados en derredor del dueño del local en forma de "U" para no tapar la cámara y haciendo patético tributo a los extras que colaboraban en las películas de Carlitos Gardel comienzan a imaginar qué harían con el asesino si lo tuviesen a tiro.

Y toma la palabra una mujer de color de prominente contextura física a quien llamaremos “Muchachota”, quien mientras soba con grotesca sensualidad un helado con forma de enorme pene manifiesta que si ella pudiese agarrar al asesino le clavaría dos Conogol en los ojos y le aplastaría la cabeza con la puerta del freezer de los helados, demostrando que todo su mundo gira en torno de su condición de golosa inacabable. Pero la interrumpe Drogón con síndrome de abstinencia, que es el cajero de la licorería, quien señala que no es la mejor manera de acabar con el asesino, que si el pudiese tener la posibilidad de aniquilarlo lo envolvería todo con film de cocina y luego, mientras esté a punto de morir de asfixia le clavaría una botella de jugo de tomates rota en la tráquea. Pero de inmediato es interrumpido por la chica sexy del grupo, quien está ataviada de manera muy excitante, con botas, una mini y una camisa toda abierta que deja ver sus impactantes tetas re copadas, quien aduce que lo mejor en estos casos sería agarrar una de esas hachitas de carnicero y cortarle la cabeza mientras el gordito de la película, enamorado por completo de la joven descocada, señala que lo agarraría y le metería todas las palomitas de maíz que tuviera a mano hasta ahogarlo con pop corn. Pero el dueño de la licorería dibuja una sonrisa descreída en su rostro y dice que no, que si él pudiese tener la posibilidad de ajusticiar al asesino, lo colgaría de las patas en la sección de carnes de su negocio, tomaría una amoladora gigante que tiene en el depósito y lo cortaría en dos medias reces, arrancando por las pelotas.

Y Morty, compuesto por el célebre, olvidado y arruinado Steve Guttemberg, deja unas inexactas provisiones en una carreta haciendo honor a su calidad de proveedor de la proveeduría y apoya sus antebrazos en la carreta, prestando atención con una sonrisa afable en su rostro, sobre cómo estos 5 pelotudos lo matarían, ya que el asesino es él (esto es develado sobre el final, pero la película es tan pero tan elemental que uno se da cuenta antes que el propio asesino quién es el asesino).

Y bueno, todos se van al primer piso de la licorería a jugar al póker para darle tiempo a Morty para que se lookée de asesino con una boba máscara negra con una bragueta en la boca y luego comienza a hacer ruidos en la despensa para que sus víctimas vayan bajando de a una y así poder asesinarlas de la manera en que cada una había soñado en el capítulo inicial. Por lo que la primera en bajar las escaleras es Muchachota, quien termina con la cabeza partida de portazos de freezer y dos conogoles en los ojos, para que luego baje Cajero Drogón, preocupado porque Muchachota no volvió a la jugada y encontrando la muerte al ser envuelto en film y luego asesinado por los vidrios de una botella de jugo de tomate rota que Morty le machacó la tráquea, haciendo que finalmente el dueño del boliche deje las cartas sobre la mesa y baje en persona a ver qué ocurre y así encontrar la muerte cercenado en dos por una amoladora gigante luego de haber sido colgado por las patas y entonces quedan Rubia Reponible y Gordo Comepororó, quienes logran pasar la noche encerrados en una habitación falsa que hay detrás de un mueble donde el finado dueño de la licorería guardaba con celo todas las grabaciones de las cámaras de seguridad de su insulsa licorería.

Y se hace de día y Rubia Reponible (Gordo no aprovecha para ponérsela) sale de su escondite, se acerca a una ventana y le tira las llaves del local a Morty, quien acaba de llegar con las provisiones diarias y se dispone a descargarlas en la puerta confundido porque nadie viene a recibirlo como es habitual a esa hora, así es que Rubia le da las llaves, Morty ingresa y asesina a Rubia Reponible de un certero hachazo en la yugular, cortando su cabeza y poniéndola en una bandeja con guarnición de papas noicette en el momento en que ingresa en escena Gordo Comepororó, quien es obligado sin demasiada insistencia a suicidarse por la ingesta implacable de palomitas de maíz.

Y la película termina como no puede ser de otra manera, con un grupete muchísimo más patético que el original leyendo las noticias en una licorería de otro barrio y debatiendo cómo matarían al célebre asesino de licorerías ante la atenta atención de Morty, que acaba de dejar las inexactas provisiones y se dispone a escuchar cómo este nuevo grupo de perdedores mataría al asesino.

Así que ya lo sabe, no vaya a cometer el desliz de alquilar esta tontísima película protagonizada por un Steve Guttemberg que se mantiene bastante en forma a pesar de la coloración rubia que eligió para su actual cabellera.

Ponerle 1 Juanpablo sería deshonrar la época seria de este actor que, aparte de colaborar en Locademia de Policía, supo participar en “Los Niños de Brasil” y “El día después” película que vi a una edad no muy recomendable a la hora de pretender no hacerse preguntas existenciales sobre el fin del mundo y la posibilidad de morir en una guerra nuclear.