Con: Danny Glover, Michael Madsen, Steven Bauer, John Savage y una troup
inexplicable de malos actors italianos que no se puede creer
Dirección: Carlo Fusco
Resulta que sin siquiera un inicio de film al
menos digno en donde las letritas y los nombres de las estrellas que
protagonizarán la historia van surgiendo en la pantalla junto con alguna imagen
acorde al género que se está por ver para ir aclimatando al espectador y
poniéndolo a tono de lo que va a presenciar, de pronto, y ni bien uno pone
“play”, un tipo agarra y pone de un tiro a otro, y luego lo escupe, para de
inmediato dar paso a la siguiente escena, en donde un cegatón viaja frente a
Danny Glover, quien hace de cura, en un vagón de tren rumbo Messina, Italia, cuando de pronto el rutinario traqueteo sumado al suave bamboleo y el
monocorde sonido del viaje consiguen que el ciego sienta un repentino ataque de
modorra y cabecee inevitablemente, perdiendo así un instante el equilibrio y
soltando su bastón, que llevaba aferrado con ambas manos como si fuera Jorge
Luís Borges.
El bastón se le escapa, y caerá al suelo, esto
despierta al no vidente quien no duda en exclamar, iracundo: “¡pero por la
putísima madre que te remil parió, bastón hijo de mil demonios culeados por un
maremoto de pinchilas vivas que te ahogarán en un tsunami de sémen venenoso!”, o
algo así, construyendo no solo la maldición más larga que he escuchado en años
si no también la más exagerada del siglo, ya que si este ciego vocifera semejantes
barbaridades por la caída de un simple bastón, no puedo siquiera imaginar qué
dirá el día que su equipo de futbol favorito pierda por penales o por una mala actuación
del árbitro del match. Pero a no desesperar, que Danny Glover se encuentra
exactamente frente al ciego y consigue asir el irrompible bastoncito devolviéndoselo
de inmediato y serenando al hombre, señalándole esto mismo que estoy
manifestando, sorprendido por tanta exageración atómica concentrada.
Así es entonces que empieza la charla, Glover
le cuenta que en realidad es un ser macabro, despiadado y mafioso que vivió
toda su vida delinquiendo y despiadando mafiosidad matando gente y que finalmente, en el ocaso de su
vida, encontró las respuestas en el Señor y se hizo cura mientras el ciego le
dice que también fue un ser despiadado y mafioso y comienza a rememorar,
montando una suerte de “confesión en convoy”, todo lo mal que se portó de
joven y cuando aún su vista era buena mientras el director, si es que así se
puede llamar al hijo de puta que filmó esto, nos muestra con gran mediocridad,
una historia de mafiosos que se odian y se cobran venganzas sin el más mínimo
criterio, sin un hilo conductor al menos fundamentado, regado con una copiosa
lluvia de malísimos actores italianos y a su vez colaborada por estos cuatro pelotudos (Savage, Bauer, Glover y Madsen) que tuvieron la suerte de tener una vida actoral gloriosa y que hace tanto pero tanto
tiempo que no consiguen trabajar en algo digno y no les queda otra que aceptar
estos roles de mierda en estas peliculitas desesperantemente mal hechas en
donde nada de nada de lo que ocurre está al menos construido aunque más no sea
con esfuerzo y buena voluntad regalándonos las escenas más imbéciles que usted pueda
imaginar, desde una mujer que mira a su marido con miedo y es una toma
congelada (se ve que olvidaron mechar ése momento y no tuvieron reparos en
poner ese cuadro pausado que todo el mundo advertiría), hasta la escena de
Michael Madsen, que hace de un capo mafioso de pelo largo y porte tarantinezco
que le habla a unos extras que ni siquiera pueden sostenerse en silencio sin
quedar como los más perfectos pelotudos que usted haya contemplado en su existencia, todo montado
en locaciones escasas con demasiados primeros planos que demuestran la carencia
total de espacio para filmar "esto" con explosiones dignas del jueguito Donkey
Kong que se cargaba a casete en la década del ’80 coronado como no podía ser de otra manera, con el más lastimoso y
detestable estúpido final.
Así que ya lo sabe, todo eso que supuso cuando
vio la tapa de este innecesario DVD en la góndola de estrenos, no alcanza. Sins Expiations es exponencialmente peor de lo
que de por sí imaginaba.
Salga corriendo. Huya. Salve su vida.
Le pondría 1 Juanpablo solo para metérselo en
el culo al director.
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