Con: Keanu Reeves, Iko Uwais, Tiger Hu Chen, Simon Yam y un sinnúmero de
chinos desconocidos
Dirección: Keanu Reeves
Resulta que Keanu Reeves, al encontrarse
bendecido con esta nueva e impensada etapa como karateka que le abriera quizás
su último camino, que le ofreciera perhaps ese último cartucho con la escopeta
descargada aún en mano, quien fuera a encontrarse de manera increíble con esta
nueva –e injusta- posibilidad de conseguir dinero siendo que su paso por el
cine ya cualquiera apostaba, incluso el más optimista, estaba terminado,
encontrare una vez más la forma –y esto es talento puro, innato e insuperable-
de filmar una película más. Qué digo filmar… ¡Dirigir, incluso! –los gustos hay que dárselos en vida, decía
mi abuela Chita y se tiraba en parapente a los 95 años, nunca más supimos de
ella- aprovechando que los asiáticos, quienes no necesitan en lo más mínimo
un actor como Keanu que tire patadas siendo que ellos saben tirarlas mucho
mejor que nadie, quedaran deslumbrados con su absurdo rol de “samurái-ronin”
superior a cualquier samurái nacido en el corazón mismo de Nagamachi en su
reciente y patética 47 Ronin. Así que don
Keanu se pone ahora, sin vergüenza alguna y con la cara aún más de piedra que
de costumbre, en la piel del temible Donaka Mark, quien valiéndose de una
imperturbable expresión facial y un pintado trajecito negro, se pasará las
docenas de minutos que soporté con gran sacrificio intentar comprender esta
falta de respeto a la razón, asesinando esbirros, doblegando peleadores por
lejos inexpertos y sin duda insignificantes para sus implacables puños de recio
inobjetable mientras un simpático, petisito Chen Li-Hu aprende la única forma,
solo guardada con recelo dentro del cerebro del gran Keanu Reeves en lugar de
como cualquiera de nosotros, incluso usted o yo suponíamos, que ese tipo de
sapiencias milenarias estarían bajo 20 llaves en el subconsciente de un
centenario viejito olvidado en la punta de aquel cerro chino, pero no,
aparentemente el que más sabe, el que más clara la tiene, y el único realmente
homologado bajo estrictas normas Iram que conoce mejor que nadie el arte del
Tai Chi, no es otro que el inefable Keanu Reeves.
Así que déjeme de joder, por dios le pido, con
este pelotudo actor contracturado, porque ya me caía mal en la época de Máxima
Velocidad, y de eso hace como 20 años. Y la vez pasada, hace poquito,
cuando me fumé sin reparos 47 Ronin no lo pude creer, y jamás
se me hubiese ocurrido que este ingrato muchacho de gesto inmutable podría
siquiera intentar otra oportunidad, y tan de inmediato, y en el mismo ramo.
Quien sabe en China no vieron 47
Ronin, esa opción puede ser. Vio que los chinos son medio locos, quien
sabe está prohibida o para que la vea el pueblo primero debe disfrutarla ese
emperador trastornado ese que los gobierna que hace como 3 semanas que nadie
sabe nada de él.
Puede también que el tipo desapareció porque
vio 47
Ronin y está preparando un equipo de elite para ir a hacerle el poto a
Reeves.
Ojalá, Dios quiera que sea esto último.
Le pongo 2 Juanpablos
1 comentario:
No puedo dudar de lo malo e inexpresivo de este papanatas pero a mi me gusto Constantine. Tampoco fue visagra pero me resulto divertida
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