Con: David Gilmour, Guy Pratt, Chuck Leavell,
Steve DiStanislao, João Mello, Bryan Chambers, Lucita Jules, Louise Clare,
Leszek Możdżer, Greg Phillinganes, Chester Kamen y demás merodeadores
Dirección: David Gilmour y Polly Samson
A regañadientes y esquivo, acepté la
invitación de un amigo para ver en el cine este recital tan promocionado de
David Gilmour siendo que hace un tiempo dejé de seguir sus andanzas, más o
menos en el momento en que sus andanzas desandaron su propio camino y se
encomendaron en una cruzada por mancillar su nombre y el del resto de los
integrantes de, quizás, la más completa y genial banda de rock de todos los
tiempos y no me equivoqué. Para despuntar el patético vicio, David Gilmour lo
hizo de nuevo.
Fofo, adulterado, necio e irrespetuoso; el
recital en Pompeya que, como bien aclara David Gilmour al comienzo: “es el
primero con público desde hace más de 2000 años”, esquiva la tremenda e
incomparable oportunidad de hacer honor al menos a este primer dato –sin
mencionar el hecho de que él mismo junto con Pink Floyd fueron los únicos que
45 años atrás hicieron un recital bisagra ahí mismo-, comienza y uno no puede
más que alelarse sin parangón con la estupidísima canción Rattle that Lock de
su estupidísimo último disco dando a entender en un certero cachetazo –al menos
uno lo advierte de inmediato, deberíamos agradecerle el gesto- que pagó una
entrada y se sentó en el cine a no ver lo que venía a ver mientras se pelea con
el pelotudo de al lado que no para de mirar el celular con el brillo al mango.
David Gilmour está muy viejo, y las personas
cuanto más grandes más mañosas.
David Gilmour no entiende su lugar en la
cadena alimenticia. David Gilmour no tiene percepción de lo que lo rodea, de
quién es, qué fue lo que creó o con quiénes tocó o qué hizo su música en
millones de personas. Y esta penosa carencia podría haber sido encausada por su
mujer si no fuera Polly Samson quien es: una aduladora incriteriosa de cualquier
gracia que hace su marido desde hace 25 años.
Podría hacer una puntillosa crítica tema por
tema y no valdría la pena. Me quedo con la tristeza de escuchar la peor versión
de The Great Gig in the Sky (cantada por dos mujeres y un hombre…), también me
quedo con lo malditamente plástico que tocan sus nuevos cumpas de banda, el
morocho del teclado tiene menos sentimientos que un robot abandonado, el
guitarrista lo mismo. Leavell no tiene nada que hacer en el lugar de Wright, de
seguro lo eligió porque de lejos es parecido al tecladista de Pink Floyd muerto,
y el único que más o menos pone un mínimo de garra es Mello con sus saxos y su
aparatosa vestimenta mientras Pratt acompaña al mejor amigo de su suegro hasta
donde sea que haya que acompañarlo y DiStanislao no puede borrar la mueca de
alegría perenne que se le incrustó en la cara cuando lo convocaron para tocar
la batería con el mejor guitarrista de rock de todos los tiempos hace ya como
10 años.
Los puntos a favor: Sorrow/High Hopes/What do
you want from me, pero quedan demasiado intoxicados por el resto de los temas,
todos tocados de la peor forma que hasta este momento había experimentado.
A mis 12 años tocaba la batería, sabía que me
dedicaría para siempre a la música y un día escuché No More Lonely Nights de
Paul McCartney y me dije “quiero tocar la guitarra como este tipo”, abandoné la
batería a la terraza, saqué del placar de mi abuela una guitarra criolla del año
del pedo y empecé a tocar y no paré más. Un vecino –no había internet- me dijo
que el que tocaba esa guitarra en el tema de McCartney era el guitarrista de
Pink Floyd, corría el año 1984 y yo escuchaba ese nombre por primera vez en mi
vida: Pink Floyd. Me regaló un usado long play titulado Ummagumma el cual hoy
insiste en completar mi arrasada colección de vinilos y David Gilmour se
consolidó como mi influencia más importante. He visto el recital de Pompeya y
el solo de Echoes tantas veces desde mis 15 años que, creo, es lo que más vi en
mi entera existencia, muy por encima de The Wall, otra repetición incansable en
el televisor.
David Gilmour fue el mejor guitarrista de rock
de todos los tiempos. Quedémonos con eso. Fue el más grande. El Maradona de la
guitarra.
Fue hace mucho tiempo.