Con: Allison Miller, Zach Gilford, Sam Anderson, Roger Payano, Vanessa
Ray y gran elenco de actores desconocidos para que puedan pasar por gente común
Dirección: Matt Bettinelli-Olpin y Tyler
Gillett
Resulta que a pesar
de que debe hacer ya al menos diez o doce películas de este género que no solo
no surten el efecto deseado ni remotamente sino que, para peor, solo conducen
al público al hastío más desopilante, ésta nueva y dolorosa historia comienza
con un joven esposado, ensangrentado y golpeado esperando con desinterés al policía
que lo entrevistará por enésima vez para que éste le cuente “la verdad” de lo
ocurrido con su mujer y su hijo ya que, todo lo que contó hasta ahora, nadie se
lo cree.
Luego, un año
antes, el muchacho que se acariciaba alienado el anillo de bodas que portaba en
su ensangrentada mano, prende una camarita de mano y le cuenta al lente que en
pocos días se casará con su bella novia.Y como su madre filmó cada cosita desde
que él era un dulce bebé hasta el día de la fecha conformando así una videoteca
de recuerdos familiares que empapelarían todas las paredes de su casa y las de
sus vecinos, él hará lo mismo (intentando
sin muchas luces que algún despistado de esos que ya ni recuerdan la pista se crea
que lo que verá a continuación es cierto porque está filmado con una camarita
de mano…).
Y la pareja es muy
feliz, realmente felicísima. Se aman con locura, son norteamericanos, tienen
todas sus necesidades básicas satisfechas y se casarán en una gloriosa iglesia
y viajarán de luna de miel a Méjico donde tomaran margaritas y harán el amor
con lencería de Victoria’s Secret, pero una siniestra noche, como en un juego,
ella decide consultar a una bruja mejicana, quien toma su mano y le lee el
destino. Y todo es muy gracioso y tierno hasta que de pronto la dulce viejecita
sin dientes pone una previsible cara de horror y comienza a manifestarle un
montón de barbaridades en un extraño idioma, le dice que va a morir, que todos moriremos (incluso usted y yo) y no sé cuántas
barbaridades más mientras la pareja intenta que la bruja suelte la mano de la
joven para salir rajando y así poder continuar margariteando por ahí.
La joven quedó un
tanto perturbada con lo que la vieja le señaló con tanta vehemencia y huyen del
lugar sin prestar atención a dónde se dirigen, y tanto escapan que de pronto se
advierten perdidos en el corazón mismo de esa ciudad mejicana del tercer mundo que
eligieron para lunademielar cuando de pronto un simpático mejicano a bordo de
un taxi completamente fuera de la ley les ofrece llevarlos. Tanto usted como yo
le dirían al hombre que circule, que gracias, pero la joven pareja está
vacacionando y son atraídos por el peligro, la adrenalina y esas cosas a las
que los jóvenes de hoy se lanzan sin pensarlo dos veces -a pesar que hace
instantes nomás la muchacha se encontraba presa de un ataque de depresión por
lo que la bruja le había vaticinado, ahora se siente verdaderamente animada y
suben al oscuro vehículo sin papeles-.
Así que, ya en el
taxi, viajan (gracias a dios todo es
filmado por nuestro protagonista, quien aseguró en la primer escena que
filmaría cada uno de los momentos de su vida para así tener registro de todo,
incluso de este singular viaje en taxi sin inspección técnica, de lo contrario
no hubiésemos podido saber qué les depararía). Y el taxista les dice que
seguro son buena gente y que se les nota en la cara y que por eso los llevará a
un boliche re macanudo a tomar tragos gratis.
Tanto usted como yo
desecharíamos esa oferta advirtiendo que algo raro había en aquella propuesta
indecente “¿un taxista mejicano con cara
de mala persona nos invita a un bar a tomar unos tragos gratis? Seguro que este
peligroso hombre nos quiere asaltar/violar/extraer órganos/ofrecernos como
sacrificio en ofrenda a Belcebú o algo de eso”, pero ellos, a diferencia de
usted y yo, acceden gustosos.
Y el lugar está
lleno de mieleros que cayeron en la misma trampa, y todos beben margaritas y
mojitos como perfectos norteamericanos inexpertos mientras un sinnúmero de
gente sospechosa de brazos cruzados los observa con fruición. Y la noche sigue,
y los mojitos pasan y el alcohol emborracha a nuestros protagonistas hasta que
de pronto la música punchi punchi se va apagando y dando lugar a unos extraños
rezos en castellano antiguo y la cámara sigue filmando (sigo insistiendo con qué suerte que tuvimos que este pibe pretende
tener registro de cada cosa que le ocurre, de lo contrario no se hubiese podido
hacer la película!) y enfoca un círculo en el suelo en donde se encuentra
la joven esposa acostada y uno de inmediato imagina que va a venir un mejicano
muy bien dotado y le dotará el upite, pero no, una poderosa luz que llega desde
las entrañas mismas del infierno enfoca a la joven y un horroroso chillido todo
lo inunda y la cámara se apaga.
Pero luego, cuando
uno suponía que volvería una imagen del lugar, la grabación continúa al día
siguiente en la habitación del hotel. Ambos están con mucha resaca y ya se
pegan la vuelta a su casa de recién casados, de dos plantas y con todos los
regalos de boda en el living y la vida les sonríe y el actor se filma hasta que
un bello día ella se hace un Evatest
y resulta que está preñada y su marido todo lo filma y todo está terriblemente
mal actuado y los meses pasan y la joven comienza a tener más y más panza y se
va volviendo más y más loca y el embarazo se transforma en algo horrible y
terrorífico mientras el joven advierte que su mujer no es la de antes (siempre con la camarita en mano, no vaya a
perderse alguna escena familiar para guardar en el baúl de los recuerdos) y
el nacimiento se acerca y el taxista y un montón de gente extraña comienzan a
parapetarse en la vereda de la casa y todo es muy inquietante (para nuestro protagonista, tanto usted como
yo no moveremos un pelo al respecto) y la joven madre está a punto de parir
pero una noche decide hacerse una cesárea con un cuchillito y todo explota y
hay mucho ruido del demonio y la cámara cae siempre prendida en lugares óptimos
para seguir registrando escenas dantescas y todos mueren menos Protangonista,
quien terminará yendo a la comisaría para explicar lo inexplicable mientras
tanto usted como yo nos levantamos del sillón y sacamos esta inmundicia de
nuestro reproductor antes que contagie de algo al aparato y nos quedemos sin
oportunidad de ver una película respetable.
Así que ya lo sabe,
amigo, no vaya a cometer el error de alquilar esta bosta indescriptible. Claramente
aun no se dieron cuenta que las historias filmadas con camarita onda Blairwitch
Project ya no asustan a nadie y nadie cree una sola palabra de lo que dicen,
aunque no lo sé, quien sabe lo saben y les importa un bledo.
Le pongo 1
Juanpablo.
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