Con: Mariya Smolnikova, Yanina Studilina, Pyotr Fyodorov y gran elenco retocado
Dirección: Fedor Bondarchuk, el rey del retoque.
Resulta que unos
productores de cine que acababan de bajarse por Taringa el último programa de edición de
video más revolucionario que saliera en los últimos tiempos al mercado y habiendo invertido en dos o tres
Macbooks Pro, agarraron y contrataron a unos actores desconocidos y, montando
una boba historia sobre un rescatista que intenta calmar a
una víctima atrapada entre hierros en el reciente tsunami japonés mientras le cuenta la dulce historia de su
madre, quien siendo muy joven y hace más de 50 años, jamás quiso abandonar su casa en Stalingrado, y
cuando los aliados coparon el edificio donde ella vivía terminaron construyendo una bonita relación al
punto en donde, al fin y al cabo, nunca se sabrá quién finalmente fue de aquellos
cinco aliados su verdadero padre ya que todos querían mucho a la joven Katya y en los
recreos, entre tiros y granadazos, le medían el aceite.
Y todo es
vomitivamente tecnológico, la segunda guerra mundial jamás fue contada con tan
irreal desembarco de Photoshop, los disparos están muy pero muy bien editados y la mugre o las esquirlas perfectamente diseminadas por un innovador programa de computadora
mientras los nazis mueren en cámara lenta haciendo volar sus sangres
computarizadas por el aire a la vez que los tuneados aliados se ocultan debajo de
desvencijados y explotados camiones o aviones de guerra demasiado bien
conseguidos por aquella súper computadora que se encargó de todos y cada uno de
los plásticos detalles mientras el aburrimiento sideral, el plomo plomizo del
hartazgo y la irremontable voluntad de seguir viendo esta desfachatada
promoción a un programa de edición de video tan exageradamente hecha por computadora
hicieron que me durmiera de forma inevitable en incontadas ocasiones, conformando así una de las
más retocadas películas que he visto en el último par de meses, así que ya lo
sabe, amigo lector, querida lectora, si usted gusta del cine tipo Play Station
en donde los actores están tan mejorados por la maldita computadora al punto en
que la propia Susana Giménez se escandalizaría del maremoto de Photoshop que
todo lo abarca ocultando así la trama, las actuaciones y la confusa finalidad
de este estúpido film, vaya ya mismo y cómprese una copia, no pierda dinero
alquilando y alquilando.
De lo contrario no pase un mal rato, racimos de películas sobre este género que fueron hechas con conciencia no merecen la obligación de invitarla al grupo.
De lo contrario no pase un mal rato, racimos de películas sobre este género que fueron hechas con conciencia no merecen la obligación de invitarla al grupo.
Le pongo 1 Juanpablo por ponerle algo, la verdad que habría que discontinuarla, o
entregarla en las universidades de cine para mostrar qué no hay que hacer o a dónde se puede llegar si
uno se fanatiza con el Photoshop.
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