Con: Luke Evans, Dominic Cooper, Sarah Gordon, Art Parkinson y gran
elenco
Dirección: Gary Shore
Resulta que como bien pregona el título de esta
inusitada barrabasada, unos productores sin nada que hacer, y entre moco y moco
extraído de sus fosas plenas de aburrimiento, agarraron esta “aún no contada”
historia sobre el conde Drácula que por algo no había sido aún contada y que no
ameritaba en lo más mínimo que fuera desempolvada –al menos de esta imbécil
manera- dejando a Vlad Lepes como una suerte de superhéroe que bien podría
colaborar en la próxima secuela de “The Avengers” anotándose en las filas para
acabar con el mal junto a Ironman, Thor, Hulk y Péndulo, el súper héroe calzado.
Así es entonces que el buen príncipe de Transilvania,
el conde aún no vampiro, teme tener que entregar a todos los niños de su pueblo
a manos de los turcos malos quienes, como Hopper en “Bichos”, vienen una vez
por año a llevárselos como ofrenda bajo la amenaza de que si no los entregan
los matarán –una amenaza que no resiste
el más mínimo análisis siendo que se los llevan para siempre, para utilizarlos
en la guerra donde también morirán, así que terrible trama-, y el consejero
de Drácula, un cuarentón que hace de viejito y solo nos ofrece para embaucarnos
un pelo teñido de canoso y una postura encorvada como la que podría componer
usted o yo si tuviésemos que, jugando a “Dígalo con mímica” expresar con
nuestro cuerpo la palabra “anciano”, le advierte a su jefe que se vienen los
turcos y que habrá que preparar a los niños.
Pero Drácula no lo permitirá, a pesar de que
siempre lo ha permitido, esta vez minga se van a llevar a los adolescentes –esto es porque su propio hijo debería unirse
a la ofrenda siendo ya mayor como para participar de la triste despedida-
así que se mete dentro de una montaña donde hay un vampiro que no deja vivo a
quien ose molestarlo y le pide que lo haga inmortal para así pelear él solo contra
los turcos y reventarlos a todos con sus propios colmillos. Y todos mueren.
Todos se hacen vampiros y el pequeño Lepes logra escapar vivito y coleando.
Así que
déjeme de joder con esta súper huevada llena de efectos especiales que dibuja
esta tontísima e irrespetuosa forma de contar esta suerte de “precuela no
contada” que no valía la pena contar y que si tuviéramos las herramientas para
resucitar a Bela Lugosi y mostrarle lo que han hecho en el futuro con el rol
que con tanto orgullo nos regaló, seguro se pediría tres litros de morfina, se
los clavaría como jarra loca en las venas y se volvería a ese mundo que habita
desde hace tanto tiempo.
Ponerle 1 Juanpablo es faltarle el respeto a
don Lugosi.
Que pelotudez, dios santo
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