Con: Kevin Kline, Dakota Fanning, Susan
Sarandon, Sean Flynn, Max Casella y elenco
Dirección: Richard Glatzer y Wash Westmoreland
Mmm, más o menos. Medio pava. Una pena por la
historia, que daba para contarla bien y no es el caso.
Dakota está muy bien, me da pena esta chica que
tenía tanto para dar y como toda semilla recontra utilizada en la niñez después
es descartada sin más, se nota en sus ojos el esfuerzo que está haciendo por
volver al ruedo, su pasado lo merece y con este rol logra salir al menos derecha.
Pero Sarandon no acompaña con su sonso papel tocado de oído y Kline se viste
casi a la perfección de esta estrella verde de mediados de siglo pasado pero el
ahínco por mostrar solo el romance con la jovencita corrió a un costado casi
imperceptible sus adicciones y excesos que lo llevaran a reventar como un sapo
siendo aun tan joven y la película queda como una de esas huevadas de la década
del ’60 en donde no se hablaba de ciertas cosas.
Así que ya lo sabe, si quiere que le cuenten
una simpática anécdota del Hollywood de finales de los ’50 en donde los galanes
del cine, enfiestados irremediablemente en la heroína, la morfina, el whisky,
el faso y las pendejas bailarinas morían sin más cuando el bobo les explotaba dentro
de sus pechos mientras aferraban un enésimo en las rocas con camisas
apañueladas y sacos de marinero, alquílela, porque la historia lo merece. Pero
no busque en “The Last of Robin Hood” un film que quedará por siempre en su
corazón porque se quedará con las ganas.
Le pongo 5 Juanpablos.
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